La escuela de cocina y residencia de Oliva se ubica en medio de un paisaje industrial de ladrillo, celosías y chimeneas que se cruzan en el horizonte. Teniendo en cuenta todo esto, el edificio entiende su entorno y se adapta a él mediante materiales, formas y alturas.
Al igual que ocurre en las antiguas fábricas, el edificio se organiza mediante naves longitudinales que se unen formando patios interiores para independizar e iluminar los diferentes espacios. Los volúmenes del restaurante y la cocina sobresalen del edificio mediante la cubierta a dos aguas y grandes chimeneas inspiradas en las naves industriales colindantes.
La cocina se emplaza en el centro del edificio como elemento principal. El programa de la escuela gira en torno a ella. Nada más entrar al edificio, las paredes de cristal, el cambio de escala y los techos abovedados te permiten contemplar qué ocurre dentro y al mismo tiempo fuera. Puedes atravesar el edificio entero. Esta continuidad interior-exterior se puede percibir mediante la duplicidad de actividades que ocurre a lo largo de la planta. Enfrente del aula magna se ubica un graderío exterior; junto a las mesas de trabajo de la cocina, mesas de hostelería; y paralelo a las sillas de la biblioteca, asientos interiores para complementar el estudio.
El proyecto no es ajeno a su emplazamiento, surge de entender la importancia de sus alrededores y adaptarse a él destacando lo menos posible.
← Volver al archivo
La escuela de cocina y residencia de Oliva
Rafa Vargas Nuñez
Año:
2020
Curso:
PR3
Taller:
T04
Profesores:
Rafael López Gallego