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La Manzana Perdida, característica por ser el resultado de las transformaciones generadas por el contraste
entre las edificaciones que han surgido de forma espontánea a lo largo de los años con el posterior plan de
ensanche y los restos del antiguo pueblo de Ruzafa, dan como resultado una manzana con una geometría
única en el barrio, en la cual se implanta el proyecto.
A partir de estudios sobre el barrio de Ruzafa realizados por el Ayuntamiento de Valencia, se determina un
programa principalmente de vivienda, en el que predominan las células para pequeñas familias y gente que
vive sola, además de viviendas para alquiler de corta duración. Por otro lado, atendiendo a las necesidades
del entorno más inmediato de la manzana y para generar una conexión con el actualmente desvinculado
entorno, se propone un equipamiento de uso cultural y polivalente, además de un pequeño punto de
información turística.
Esta geometría única requería un punto de partida que se adapte a su condición. Partiendo de una previa
ordenación en grupo, y basándome en las trazas históricas del antiguo pueblo de Ruzafa, se acota y compone
el espacio público, conectando el corazón de la manzana con su entorno.