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Nazaret es un pueblo engullido por el tiempo, un trastero abandonado, un vestigio incapaz de mirar atrás sin plañir su presente. Maldito desde su nacimiento como Lazareto, el barrio ha visto en primera persona como toda su identidad cultural se le arrebataba sin miramientos, como sus bienes más preciados son contaminados o vendidos al mejor postor, y como, finalmente, una venda en los ojos sienta mejor que aceptar la cruda realidad. El estado actual nace de una serie de trasformaciones urbanas de los últimos 50 años, que son de distinta índole, pero comparten el desentendimiento cultural y el interés económico.
El proyecto es una terapia de choque. Busca crear vida en todo su alrededor. Sin redundancia de vacíos, sin manías ni extravagancias formales. Busca la funcionalidad desde el interior y una calidad espacial que abogue por la mejora de espacios circundantes y de la vida de los Nazarenos.
Asimismo, el programa ofrece cuatro módulos de formación profesional: Edificación y obra civil, Vidrio y cerámica, Madera y Corcho; y 3 talleres de arte: Artes aplicadas de la Escultura, Artes aplicadas al muro y Cerámica artística.
Además, el centro incluye una residencia de estudiantes en el mismo edificio para salvaguardar alumnos con problemas económicos y sociales.