Este proyecto nace del estudio de la agregación de las diferentes unidades de programa como
forma definitiva de la configuración del edificio, partiendo de unas condiciones dadas, una
métrica concreta y la proporción dimensional.
Porque sé que su creatividad sin límites y sus sentimientos en la interpretación instrumental
pueden extrapolarse a su forma de habitar.
Porque sé que un músico no duerme cuando miles de melodías le rondan la cabeza.
Porque sé que la pasión por la música no está enmarcada por horarios ni calendarios.
Porque sé que la música es un arte.
Y el arte merece un hogar.
Estas viviendas son un reflejo de ellos y de ella:
los músicos y la música.
Vidrieras suelo-techo sin interrupciones,
sin límites, con vistas al infinito.
Espacios al aire libre,
porque la creatividad no puede acotarse.
Zonas comunes donde leer, crear y componer,
y zonas privadas donde encontrarse a uno mismo.
La vida social para los músicos lo es todo,
pero también necesitan aislarse y encerrarse en sí mismos
para hacer arte.
Zonas abiertas y cubiertas
que aportan luz y sombra,
corchea y silencio.
Bloques estructurales de dos y tres plantas,
como todo acorde perfecto.
Piedra y madera,
presentes en la naturaleza y esenciales para la vida,
forman parte del ecosistema, como la música.
Hormigón visto de gran dureza,
con propiedades ignífugas y aislantes (acústica)
aporta continuidad y perfección,
como toda obra de Bach, Mozart o Haydn.
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Arquitectura en clave de Sol
Raquel Muñoz Navarro
//Matrícula de honor
Año:
2020
Curso:
PR2
Taller:
T05
Profesores:
Juan Deltell Pastor, Paula Lacomba Montes