El elemento principal de este proyecto se basó en repensar el espacio y explorar el concepto de arquitectura flexible.
La fase inicial de este ejercicio implicó mucha reflexión sobre nuestros objetos cotidianos y la forma en que los objetos equivalen a acciones (por ejemplo, tener una cocina permite la posibilidad de la acción de cocinar, una cama permite dormir, etc.). Por lo tanto, para permitir la máxima utilidad, reflexioné sobre todos los objetos necesarios que necesitamos en nuestra vida diaria. Esto es subjetivo para la persona que vive en la unidad y se puede ajustar según el usuario. Estos objetos se clasifican en acciones y se almacenan juntos. Para el almacenamiento, aproveché el espacio entre las nervaduras estructurales y amplié este espacio de 20 a 40 cm de profundidad. Estos espacios de almacenamiento se cierran con puertas correderas que, al abrirse, cierran el espacio contiguo. Las acciones no simultáneas, como el estudio y la música, se colocan una junto a la otra. Dentro de los límites de 9 x 4 x 3 metros, la unidad está dividida por posibles acciones y no por muros. Por lo tanto, el espacio principal de la unidad puede transformarse en sala de estar, dormitorio o sala de música, según la configuración de las puertas correderas.
El único espacio no regulable es, por tanto, el baño y la ducha. Esto es por razones de practicidad (instalaciones de agua) y por privacidad. En un cubo de 3m2 hay aseo, ducha, cocina, vestuario y cama, que se desliza por debajo.
