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El proyecto está situado entre la arquitectura monumental de Moreno Barberá, referente del Movimiento Moderno de los años 60, y el circuito de velocidad de Cheste, una infraestructura de gran envergadura con actividad durante todo el año, de manera que es necesaria una delicada implantación en el lugar, así como una respuesta clara de la arquitectura y los materiales. Es desde estas dos premisas desde donde surge el proyecto de la Escuela de Pilotos.
A nivel de implantación, el lugar donde se ubica influye en la manera en que el proyecto dialoga con su entorno y en la propia forma del edificio. Se busca la creación de caminos, puntos de encuentro y vistas al paisaje, sin olvidar la relación continua del interior con el exterior.
El edificio responde a un modelo capaz de albergar todas aquellas funciones necesarias para el desarrollo profesional de los y las pilotos, con un programa residencial, un programa deportivo y un programa docente, junto con todos aquellos elementos que permitan un aprendizaje transversal de la profesión, así como un espacio arquitectónico de calidad para el desarrollo personal.
Por tanto, se busca una nueva arquitectura distinguida de la existente, pero sin ser protagonista, y una implantación que posibilite la conexión con el entorno natural a la vez que permita el desarrollo profesional de los usuarios que la habiten. Una estrecha vinculación entre la recuperación paisajística y medioambiental del lugar y la integración en la ciudad construida.