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La propuesta pretende aportar una solución arquitectónica desde una doble perspectiva: resolver el problema urbano del abandono de la manzana y proponer tipologías que atiendan a las nuevas necesidades de habitar derivadas de la crisis sanitaria.
El proyecto trata de resolver la manzana perdida en su conjunto, llenando sus vacíos y creando un espacio de calidad para sus habitantes, tanto en la manzana como en su entorno.
Basándonos en las necesidades de la diversa comunidad de vecinos del barrio, el proyecto trata de poner en valor un elemento característico del barrio de Ruzafa, interviniendo mediante la creación de un volumen de gran densidad que coloniza el centro de la manzana y comunica las calles que la rodean en una gran plaza central de uso público. El edificio principal se compone de viviendas de tres tipologías diferentes, todas ellas pasantes, y de acceso por corredor en la parte interior. El segundo edificio es de uso dotacional. Manteniendo la fachada preexistente, se crea un espacio de uso sociocultural, con oficinas y lugares de estudio, que da servicio tanto al edificio de viviendas como al resto del barrio.
El objetivo de esta plaza semi-pública es generar un lugar de encuentro y relación intergeneracional entre los diversos habitantes de Ruzafa.