El proyecto consiste en una vivienda unifamiliar situada en una exótica costa del Caribe. Esta conformado por una serie de 5 volúmenes puros, la disposición de estos sigue la idea de célula. Se crea un recorrido exterior a través de una pasarela que conecta todas las estancias y que a su vez permite estar en contacto directo con el mar. La función se resuelve con los mínimos elementos posibles de manera que la construcción pase desapercibida y no destaque dentro del conjunto natural. Se separan las funciones de día y de noche en distintos pabellones, creando ambientes separados pero interconectados. El punto de partida para la idea de este proyecto fue la Casa para un Fotógrafo II de Carlos Ferrater.