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El primero es la puesta en valor del vacío en Alboraya. El municipio tiene una trama urbana densificada, con espacios excesivos para el automó¬vil, en contraposición, sus aceras y conexiones peatonales son mínimas. Además, el espacio público enfoca¬do a los más pequeños está disgregado y escondido, sin ningún tipo de relación existente entre parques y plazas.
Es por ello, que se proyecta un edificio en altura, reduciendo el impacto de la huella del mismo sobre el espacio público y cediéndolo a la ciudad. El edificio se muestra amable con el entorno en el que se implanta y genera un zócalo que limita el vacío, conformando una plaza pública en conexión con los parques colindantes, generando conexiones peatonales de mayor relevancia en el barrio.
El segundo es la sombra, al retirarnos a lindes en el lado noroeste, nos separamos del bloque situado en la Calle Cullera de 6 alturas que proyecta una sombra arrojada muy alargada en la parcela durante la mañana, así, el bloque en altura, orientado a sur-este, es capaz de captar la radiación solar durante todo el día, iluminando y ventilando las aulas de forma natural. Se pre¬tende que durante el día el uso de luminarias artificiales sea prescindible.