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Este proyecto del Conservatorio de danza y viviendas para estudiantes se lleva a cabo de manera que se respeten las huellas del pasado, mediante la reelaboración de las alineaciones existentes. Los edificios públicos de la escuela de danza están constituidos por volúmenes en forma de L, mientras que las volumetrías de las viviendas para estudiantes son lineales.
Todo el proyecto se superpone sobre una cuadrícula de partida configurando una composición con un carácter unitario, y permitiendo así adoptar una lógica común entre todos los volúmenes. Esto permite ajustar las tipologías de los diversos usos; pero también la configuración de las fachadas con una modulación de huecos muy estrictos y lineales.
La aportación de luz natural ocupa un lugar central en este proyecto, gracias a las fachadas muy abiertas; pero también con vistas directas a la huerta.
En cuanto al proyecto de viviendas para estudiantes, la lógica de la construcción sigue el mismo patrón que en el conservatorio, lo que permite establecer un vínculo entre ambas entidades.
Los espacios de habitaciones se ubican en volumetrías compactas que se disponen rítmicamente, y entre ellas se encuentran espacios comunes algunos cerrados y más privados, y otros abiertos y conectados con pasarelas exteriores compartidas. Estas últimas permiten que los estudiantes se relacionen y compartan el espacio y las puedan usar libremente.
Cada vivienda compartida tiene su propia terraza privada y una extensión exterior común.